Cada vez que nos aventuramos a hacer cosas por Dios, debemos entender que El es el Dios de rompimiento. Dios no se sorprende por lo que estamos enfrentando. De hecho, nada de lo que sucede en el mundo toma a Dios por sorpresa. Incluso cuando Adán y Eva pecaron, no se sorprendió. No tenía que apresurarse a